jueves, 17 de enero de 2013

Respeto


                Libertad e independencia, conceptos, ideales: tan relativos, tan esquivos y, a pesar de ello o quizás precisamente por ello tan ansiados, tan codiciados e incluso tan añorados por quien un día los probo y a tiempo presente le han sido arrebatados.
                Desde tiempos inmemoriales su definición ha sido fuente de debate, sus límites devienen dependiendo quien los pretenda establecer. A pesar de que hayan sido incansablemente perseguidos y se hayan logrado cercar – aunque mínimamente – pululan libremente entre los diversos entes que creen comprenderlos o que se hacen la ilusión de haberlos obtenido.
                Cada sociedad (y dentro de estas cada individuo) tiene una definición de lo que es la libertad: a veces las diferencias entre estas es ínfima mientras que otras veces, abisal.
                Para cada una de las personas que tienen una idea realmente formada, en la cual han empleado tiempo y esfuerzo, los equivocados serás los demás. Este hecho nos plante una duda significativa: ¿Quién tiene razón? Y, lo que es más importante; ¿Cuál es el criterio que se ha de seguir para contestar la pregunta anterior?
                Cada cual propondría un criterio. ¿La mayoría? Inexacto, ¿imposición? No es aceptada; y así hasta que llega alguien que dice: ¿no puede tener razón más de una persona? ¿No puede haber más de una verdad? De ser así la anterior disertación quedaría resuelta pero para ello hay que resolver la actual, mucho más complicada que la primera.
                Todas las personas no tenemos las mismas definiciones de un mismo concepto, luego una afirmación en una situación fija puede ser cierta para una persona y ser falsa para otra.
                Viendo esto se puede decir que hay más de una verdad y esto solo es posible asumiendo que esta es relativa .Al afirmar la relatividad de la verdad hemos de asumir la relatividad de esta misma afirmación.
                Teniendo en cuenta lo anterior pensemos: ¿realmente se puede “ganar” una discusión? Es más: ¿merece la pena discutir?
                Conoce más opiniones, ello te permitirá observar otros puntos de vista, te ayudará a comprender a los demás; pero no intentes cambiarlas, está de acuerdo o no, es tu elección: pero respétalas.

Att. All

miércoles, 16 de enero de 2013

Sugestión


               ¿Alguna vez os habéis parado a pensar por que hacemos las cosas? ¿Realmente lo hacemos por que nos gusta?

                Como tantas otras cosas estas preguntas me han venido en momentos cuanto menos; descontextualizados, pero a pesar de ello siempre es un buen ejercicio cambiar por completo lo que estabas pensando para centrarte en otra cosa.

                Tomemos por ejemplo la vida de un ciudadano promedio; al nacer fue criado por sus padres junto con el resto de la familia, a determinada edad fue enviado a un centro especializado en ello para que le “educaran” y allí pasó su vida hasta los veintidós años cuando acabaría su carrera universitaria promedio.

                Una vez terminada la educación que la sociedad le ha proporcionado esta tiene que recuperar lo que llaman su “inversión” por lo tanto el sujeto tiene que trabajar y otorgar parte de su salario al gobierno que invirtió desinteresadamente en el. Esta faceta abarcará la gran mayoría de su vida; hasta que llegue la edad de la jubilación.

                Una vez jubilado el estado le devolverá una parte del dinero que durante toda su vida laboral ha cobrado. Aquí se acaba una vida promedio, punto final.

                Ahora fijémonos: todas las vidas siguen este patrón, se puede vivir mejor, peor; cobrar 15.000€, 5.000€ o 1.000 €, se puede o no tener pareja, puedes ser querido por tu familia o puedes directamente no tenerla… hay muchas diferencias, si; pero al fin y al cabo seguirán el patrón de antes…

                Ahora nos podemos dar cuenta de lo sugestionados que estamos por una sencilla razón; ¿alguien puede imaginar una vida que no siga ese patrón? (olvidemos lo típico de “si me toca la lotería…” no va a pasar).

                Nos pasamos la vida ahorrando, ¿para qué? ¿Una casa? Vale, es una buena inversión, pero cuando ya la tengas si puedes te compraras una más grande, aunque realmente no te haga falta… Tienes una televisión viejísima pero que funciona, ¿no te comprarías una nueva si pudieras?

                Después de todo lo escrito recuerdo de un gran libro titulado “Un mundo feliz” y no puedo evitar encontrar semejanzas muy preocupantes con la historia que nos cuenta. Cuenta la historia de una sociedad en la que los seres humanos son creados y programados con un propósito; una vez comienzan a “vivir” hacen exactamente lo que se espera de ellos; pero lo peor de toda esta historia es que tanto ellos como nosotros lo hacemos pensando que somos libres y hacemos lo que queremos.

Vivimos una quimera.

Att. All