Sal de
la cama, respira: sabes que te aguarda un día más, un intervalo de tiempo entre
dos estados de abyección mental en los que todo es posible; donde eres tú y
nadie más quien pone las reglas. A veces tan solo una historia como cualquier
otra es la que se da en tu mente, es tu inconsciente quien habla y a veces solo
necesita tranquilidad, nada más que una apacible historia en la que poder
relajarse y desconectar.
Sin
embargo el conocimiento que esta parte oculta de nuestro ser alberga es mayor
que la que jamás lograremos que nuestra parte consciente y racional llegue a
atisbar jamás.
Es por
esto que a veces y sin motivo aparente en estas misteriosas fantasías que
nosotros mismos nos proporcionamos acaecen sucesos completamente inverosímiles,
sin motivo aparente se nos presentan y cuando llegan a su fin es como si
realmente hubieran sucedido, te alteran y te ofrecen una oportunidad única para
dudar, para pensar y mejorar; ver que aspectos de tu vida pueden ser los
afectados. Una firme convicción enraizada en esta historia cambia un
pensamiento que antes tenias; no sabes el motivo pero tienes la certeza de que
antes estabas equivocado.
A
partir de ahí actúas en consecuencia al cambio del que has sido víctima y sobre
el que serán base algunos futuros acontecimientos.
No le
des más vueltas; empieza otro día y piensas en cuanto tiempo has estado
pensando esto, en cuanto tiempo has perdido, pero no, sabes que realmente no
los has perdido y no solo eso, si no que seguramente será el momento más
productivo del día, un aprendizaje que solo la vida puede ofrecerte.
Te
planteas cuantos instantes como ese se te habrán brindado y habrán pasado ante
ti, inadvertidos por que “tenias cosas más importantes que hacer”, te da rabia
cada oportunidad perdida, cada momento desperdiciado y, a pesar de que te queda
prácticamente toda la vida por delante sientes que el tiempo se te escapa, te
falta… Te propones no desperdiciarlo nunca más, vivir cada momento como este lo
requiera, darle importancia a todos los aspectos de tu existencia en la medida
que lo requieran, en resumidas cuentas: vivir y ser consciente de ello.
Se te
ha pasado toda la mañana, sigues en la cama, no has hecho nada de todo lo que
tenías y querías hacer, te da igual; simplemente te levantas y te dejas llevar.
No cambiarias esa mañana por nada, sonríes y dejas que la vida fluya. No
volverá a pasar en balde.
Att. All