A
lo largo de nuestras vidas toda nuestra generación nos pasamos una gran
cantidad de horas escuchando música pero, ¿por qué? ¿Os habéis fijado de los
efectos que esta tiene sobre nosotros? ¿Y en lo que hacemos cuando la escuchamos?
Y lo que es más importante, ¿os habéis fijado en todo lo que no hacemos cuando
escuchamos música?
La
música es un pilar fundamental en nuestras vidas, y esto es así porque nos
permite desconectar, no pensar en nuestro futuro inmediato ni rememorar el
pasado, es decir, nos puede hacer dejar a un lado nuestras preocupaciones,
nuestros temores. A veces la escuchamos por simple disfrute, lo cual está bien;
pero muchas veces lo hacemos por mera inercia.
Hoy día todos adolescentes
pasamos una cantidad ingente de tiempo pendientes de este gran arte, pero ¿a
costa de qué?
Nos
condenamos a no ver lo que sucede a nuestro alrededor, a no pensar sobre la
realidad que estamos viviendo ahora mismo, a dejar de lado todo lo que podríamos
apreciar o aprender en un breve paseo.
Nos
sigue faltando la respuesta, ¿Por qué lo hacemos? La música ya desde que
nacemos está presente en nuestras vidas, expertos aseguran a nuestros padres
que ciertos compositores nos ayudarán incluso antes de haber nacido. La tenemos
en la radio, televisión, publicidad… nos ha rodeado durante toda la vida y, al
igual que pasaría con una droga, nos crea una cierta dependencia, la
necesitamos; pero no es la música en si lo que necesitamos si no el efecto que
esta crea sobre nosotros.
Estamos
acostumbrados a esa sensación de atemporalidad e inconsciencia. Necesitamos
tener la cabeza vacía, nos agobia estar solos en silencio con nosotros mismos,
nos asusta pensar. ¿Cuál es la definición de fiesta? ¿Salir, beber y estar mil
personas apelotonadas en un espacio diminuto donde la música no nos deja ni oír
nuestras?
¿Dónde
está el sentarse a hablas frente a un café o una copa de vino y reflexionar? La
mayoría de conversaciones son insustanciales, no tienen alma; su única función es
poner al día a amigos y conocidos, librarnos de una posible tarea, ofrecer una visión
distorsionada de la realidad para no tener que afrontar consecuencias o
cualquier otra banalidad. Ya nadie queda para hablar si no hay nada que contar,
tendríamos que hablar un poquito menos, pensar un poquito más y que la música sea
el fondo, no el contenido.
Att. All
Es muy interesante tu escrito, refleja cómo sentís algunos jóvenes la música. Sin embargo, te invitaría a apreciar la música en sí misma, su riqueza y su simplicidad. La música, es cierto que nos ayuda a evadirnos pero, también nos relaja, nos anima, nos genera un estado de ánimo. Puede ser un espacio para la reflexión, para el encuentro con nosotros mismos. Me parece genial tu último párrafo, habrá que elegir cuándo la música es el fondo y no la protagonista.
ResponderEliminarAtt. BBC
En ningún momento quería criticar la música en todo momento, yo mismo defiendo las virtudes de esta, a lo que me refería es al abuso de ella que puede llevar a lo que he descrito, pero con moderación es maravillosa.
EliminarAtt. All