lunes, 4 de febrero de 2013

Música


                A lo largo de nuestras vidas toda nuestra generación nos pasamos una gran cantidad de horas escuchando música pero, ¿por qué? ¿Os habéis fijado de los efectos que esta tiene sobre nosotros? ¿Y en lo que hacemos cuando la escuchamos? Y lo que es más importante, ¿os habéis fijado en todo lo que no hacemos cuando escuchamos música?

                La música es un pilar fundamental en nuestras vidas, y esto es así porque nos permite desconectar, no pensar en nuestro futuro inmediato ni rememorar el pasado, es decir, nos puede hacer dejar a un lado nuestras preocupaciones, nuestros temores. A veces la escuchamos por simple disfrute, lo cual está bien; pero muchas veces lo hacemos por mera inercia.

Hoy día todos adolescentes pasamos una cantidad ingente de tiempo pendientes de este gran arte, pero ¿a costa de qué?

                Nos condenamos a no ver lo que sucede a nuestro alrededor, a no pensar sobre la realidad que estamos viviendo ahora mismo, a dejar de lado todo lo que podríamos apreciar o aprender en un breve paseo.

                Nos sigue faltando la respuesta, ¿Por qué lo hacemos? La música ya desde que nacemos está presente en nuestras vidas, expertos aseguran a nuestros padres que ciertos compositores nos ayudarán incluso antes de haber nacido. La tenemos en la radio, televisión, publicidad… nos ha rodeado durante toda la vida y, al igual que pasaría con una droga, nos crea una cierta dependencia, la necesitamos; pero no es la música en si lo que necesitamos si no el efecto que esta crea sobre nosotros.

                Estamos acostumbrados a esa sensación de atemporalidad e inconsciencia. Necesitamos tener la cabeza vacía, nos agobia estar solos en silencio con nosotros mismos, nos asusta pensar. ¿Cuál es la definición de fiesta? ¿Salir, beber y estar mil personas apelotonadas en un espacio diminuto donde la música no nos deja ni oír nuestras?

                ¿Dónde está el sentarse a hablas frente a un café o una copa de vino y reflexionar? La mayoría de conversaciones son insustanciales, no tienen alma; su única función es poner al día a amigos y conocidos, librarnos de una posible tarea, ofrecer una visión distorsionada de la realidad para no tener que afrontar consecuencias o cualquier otra banalidad. Ya nadie queda para hablar si no hay nada que contar, tendríamos que hablar un poquito menos, pensar un poquito más y que la música sea el fondo, no el contenido.

Att. All

2 comentarios:

  1. Es muy interesante tu escrito, refleja cómo sentís algunos jóvenes la música. Sin embargo, te invitaría a apreciar la música en sí misma, su riqueza y su simplicidad. La música, es cierto que nos ayuda a evadirnos pero, también nos relaja, nos anima, nos genera un estado de ánimo. Puede ser un espacio para la reflexión, para el encuentro con nosotros mismos. Me parece genial tu último párrafo, habrá que elegir cuándo la música es el fondo y no la protagonista.
    Att. BBC

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En ningún momento quería criticar la música en todo momento, yo mismo defiendo las virtudes de esta, a lo que me refería es al abuso de ella que puede llevar a lo que he descrito, pero con moderación es maravillosa.
      Att. All

      Eliminar