domingo, 3 de febrero de 2013

Aprendizaje


                Aprender, curioso que esta palabra haga referencia a prácticamente toda nuestra existencia; desde que nacemos hasta que morimos, desde que nos despertamos hasta que lo volvemos a hacer y, curiosamente, a pesar de estar toda nuestra vida aprendiendo también nos pasamos todo nuestro tiempo enseñando.

                A cada instante de cada día, mes tras mes y año tras año aprendemos y enseñamos algo. La mayoría de estas enseñanzas -tanto dadas como recibidas- pasan inadvertidas a nuestro entendimiento, pero se van almacenando una tras otra en los rincones más inhóspitos de nuestra mente y muchas quedan asociadas a los recuerdos que menos podrías imaginarte.

                De repente un día, un martes cualquiera a las cuatro de la tarde te das cuenta de que todo encaja, tiene sentido; y no entiendes como un día pudiste tener una visión de realidades independientes.

                Cuando te has dado cuenta de esto –llevas toda la vida aprendiendo- eres más consciente de todo lo que no sabes, y lo que te parece más terrible aun, de lo que jamás sabrás. Al percatarte de esto empiezas a sentir algo, un impulso que desconoces; pero ahí está. No te bastan con seguir como hasta ahora, no quieres ir granito a granito lo quieres todo y lo quieres ya.

                Tu vida ha cambiado, eres más consciente de tu mundo, ya no estás a la espera, ahora buscas. Te das cuenta de muchas cosas que suceden en tu entorno e incluso en tu vida y te preguntas si siempre pasaron; piensas, evocas, intentas recordar… no es suficiente ya que no puedes recordar algo a lo que, en su día, no prestaste atención. Dejas la respuesta como incógnita, te faltan datos pero aun así albergas la esperanza de ser algún día capaz de desentramarla.

                Después de asumir esta decepción vuelves a encaminar tus esfuerzos, tu energía a saber; primeramente sobre ciertos temas por los que siempre has tenido cierta afinidad, pero con el tiempo no discriminaras saber alguno.

                Cuando has llegado a esto descubrirás algo, te impactara, pero no te quedara más remedio que asumir la verdad que hay en todo esto. “Todo el mundo tiene algo que enseñarte” no encontraras en tu vida una persona de la cual no puedas aprender nada.

                Ahora la gente te interesa más, te das cuenta del error que has cometido durante toda tu vida al no valorar a todo el mundo, al menospreciar a alguien.

                Ha llegado el momento de que te conviertas en una esponja; te fijas en todo lo que puedes y te recriminas a ti mismo el no ser capaz de tener consciencia de todo lo que a tu alrededor sucede.

                Llega el momento en el que paras, pones pausa y, no sabes porque, desconocer por completo la temática, todo es muy confuso y va muy rápido pero estas pensando. Entran ideas en tu mente que te son extrañas y te preguntas su procedencia, no eres capaz de averiguarla, no te importa, es más, te encanta ya que te ves abierto a nuevos horizontes, nuevas realidades tan o más reales que con las que siempre has estado familiarizado.

                Nuevas dudas, nuevas incógnitas; te preguntas si te habrá pasado lo mismo que la vez primera. Se te abrió un nuevo mundo y ahora cuestionas tu visión. ¿Realmente eres consciente? Sabes que no, es más, asumes que lo más seguro es que nunca llegues a serlo.

                Miras todo esto y te das cuenta de que no importa, la perfección nunca ha sido tu verdadera meta y, cuando deberías haberte desanimado ves que no solo no es así, si no que sigues con una motivación igual o superior a la que ya residía en ti.

                Este no es un camino que se pueda recorrer de principio a fin, no tiene forma ni es el mismo para dos personas. No sabes a ciencia cierta cuándo empezó, solo tienes la certeza de que no quieres que toque fin a pesar de que también desconoces en qué momento acabará. A veces será fácil, sencillo como respirar, otras tan cuesta arriba que te parecerá caminar en vertical, pero jamás lo dudes: merecerá la pena.

                Todos los días aprendes, momento a momento creces; puede ser gracias a la misma persona, a un grupo, a una persona diferente cada momento o simplemente al mundo que te rodea, la verdad es que da igual, pero entre todos te ayudan a seguir progresando y eres consciente de ello.

                Esa consciencia se amplia, te vas haciendo nuevas preguntas e, inevitablemente, tarde o temprano te cuestionaras: ¿Al igual que mi entorno me enseña, les estaré enseñando yo también? La respuesta es obvia, si. Pero lo que realmente importa es analizar y pensar: ¿Qué les estoy enseñando? ¿Qué es lo que transmiten mi comportamiento y mi actitud?

                Has dado un nuevo paso, sabes una cosas más la cual posee un tremendo potencial, ahora solo tú decides como y para que utilizarla, eso sí; por haber descubierto todo esto jamás te creas invencible, estas aprendiendo y, al igual que tu, también mucha gente.

Att. All

No hay comentarios:

Publicar un comentario